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«Fue después de que el jotunjarl Eirik el Gigante uniera a todos los clanes uthuos y venciera a los malvados vartungos, que recuperara la antigua corona que los dioses entregaron al rey de los hombres vivos. Moribundo, ya preparado para iniciar su viaje al salón de los héroes, a la mesa de los valientes eternos, dictó que en Thuul se sentaría aquel cuya testa portaría de nuevo a Mjöllsurr, para gobernar por siempre a los mortales, por palabra Uldun. Los clanes decidieron en la Thinn, que dada su hazaña fuera la sangre de Eirik quien cumpliera la última voluntad del moribundo. Tres hermanos eran pues los candidatos: Hilmar Ojoblanco, Dreirr el Sabio y Sigrir Tetas de Diosa. Hicieron una apuesta para determinar al más apto de los tres; cada uno cogería un drakar con sus mejores hombres, navegarían a distintas tierras lejanas y en tres lunas, una por cada hermano, habrían de volver con botines. Los mejores determinarían al heredero de Mjöllsurr. Tan sólo Sigrir regresó, con fabulosos tesoros de la tierra de los gigantes, del norte más profundo. Nunca más se supo de Hilmar Ojoblanco y Dreirr el Sabio.»
—Snorri Fjoggurson, famoso escaldo de Thuul.
«Este es Starkad I, hijo de Balder VI; Gran Rey de Baaldaran, y guardián de uno de los tesoros de Balder: la espada Athnor. Arrodillaos ante el Gran Rey... Sigrid III, hija de Ragnar; Reina de Melkotur, y guardiana de uno de los tesoros de Balder: la armadura Thronor. Skade I, hijo de Honsjo; Rey de Thronheim, y guardián de uno de los tesoros de Balder: el yelmo Athro. Knut II, hijo de Borstein; Rey de Borheim, y guardián de uno de los tesoros de Balder: el escudo Norok. Breka I, hijo de Brundhild; Rey de Athronak, y guardián de uno de los tesoros de Balder: el arco Lunngil.
Hoy quemamos la representación del tesoro perdido: la lanza Valkjunn. En manos de la Antigua, la Maldita, la No-Muerta, aquella cuyo nombre no debe ser nombrado aquí.
Derramo el sagrado hidromiel, por los Doce Señores del Norte y los reyes del pasado, entre ellos el primero de todos, Balder I el Sabio. Que sus miradas y juicios nos acompañen, y den fe de las palabras que aquí se pronuncien.
Que comience la asamblea.»
—Ceremonia de presentación en la Thinn, o Gran Asamblea, presidida por los reyes baldar.
No conoces esta región… Alguna vez oíste que por sus llanuras cabalgan jinetes libres y pendencieros, que no obedecen a ningún soberano ni sirven a nadie más que a sí mismos.
«Las hordas de pieles verdes procedentes de Kararon son la encarnación de la barbarie y la guerra, que puede aparecer de improviso en las fronteras de cualquier tierra civilizada. Los orcos son capaces de marchar día y noche sin descanso, nutriéndose de la masacre y el pillaje. La tormenta verde sólo se dispersa si la voluntad central que nos cohesiona cae, o bien hasta que sus mejores guerreros sean aniquilados; mientras tanto dejan tras de sí un reguero de destrucción, fuego y carne devorada. Muchos reinos en la historia de Herok han desaparecido tras el paso de una horda de Kararon sobre ellos.»
—Gran Atlas del Colegio de Astrósofos de Theria, capítulo IX.
«En mis viajes, de palabras de labriegos y pescadores, comerciantes e incluso galantes caballeros, había oído aciagas y cruentas historias sobre los nórdicos; ‘demonios del norte’ eran llamados. Si bien, cuando mis pasos me llevaron adonde el sol mira con recelo, hallé un auténtico infierno gélido, severo y de clima hostil, digno de tales demonios ciertamente; sus moradores en cambio, los norsk, me sorprendieron. Pues aunque vestían como salvajes y desconocían la seda, eran toscos en comportamiento, luchaban y oraban por dioses guerreros irascibles vinculados al invierno y a la guerra, y bebían y reían aún en los momentos más adversos; me brindaron la mejor de las hospitalidades, digna de una versión malograda del mudraz.»
—Sarednab Ibn Agalam, historiador, escriba y poeta de Hunashar.
«[...] Es entonces cuando sabemos que hemos llegado a los Confines del Norte del que hablan. Hundhurgand, lo llaman. Palabra que se atasca al pronunciar, como debiera atascarse en una mente sana toda intención de venir aquí... Al parecer, de este vasto territorio y más allá provienen todos los mitos e historias de los nórdicos: enanos, vorggas, niños de la nieve, gigantes, dioses guerreros, héroes y toda suerte de bestias y demonios... leyendas y cuentos. Sí puedo decir, que aun sin haber puesto un pie en tierra, comprendo que un lugar tan terrorífico y hostil invita a la inspiración y la imaginería en pos de la esperanza o un falaz ardor guerrero. También supe de buena tinta de un enano que venía de estas tierras... un personaje huraño y extravagante. Como toda su raza, persiguen causas absurdas en la oscuridad que hay bajo la piedra, orando a un antepasado al que llaman dios o Padre Forjador; no pueden ser tomados como referencias de interés por tan aciago lugar. En definitiva, son tierras oscuras, con clima y orografía imposibles al asentamiento; un paisaje sin recursos. Su visita no es recomendable ni para buscadores de tesoros, pues nieve y piedra no valen un aeril. Y se nota en el ambiente que tan sólo criaturas impías pueden merodear por estos lares.»
—Falsos Dioses y Lugares Exóticos, del Astrósofo Manus Galvari.
No conoces esta región… Cuentan que este colosal país de ríos y taigas se gobierna por mujeres, las Damas Invernales. ¡Abrígate! Renegados, brujos y curanderos pululan por sus nevadas espesuras.
No conoces esta región… Tan sólo sabes que son los dominios del dios Wrum. Y a Wrum no le importas. ¡Insensato! ¡Nunca pises este país de bárbaros, ogros y otros mastodontes amantes del acero!
No conoces esta región… Los relatos describen que es un país lúgubre, sumido en la anarquía. Pero se me eriza la piel cada vez que pienso en los rumores que hay sobre sus gobernantes. ¡Nigromancia!
No conoces esta región… Aunque, ¿quién no ha oído hablar de sus valientes piqueros, sus colegios de astrosofía y sus galeones que extraen las riquezas de cada rincón de Herok?
No conoces esta región… Pero te llegan noticias de un imperio de mercaderes y libreros, más duchos en los negocios que en la guerra, ¡aunque al final sean lo mismo!
No conoces esa región… Pero todos saben que sus espadachines son maestros en el arte del duelo... y el arte de la traición. No cruces tu espada con un mersiro, ¡porque nunca se sabe lo que esconden sus altivas sonrisas!
No conoces esta región… Pero se rumorea acerca de islas paradisiacas sin explorar y mares infestados de piratas, a la caza del oro de muchas potencias navales en lucha encarnizada. ¡Que corra el ron, la pólvora y las maldiciones vujú!
No conoces esta región… En los caminos se cuchichea que hay flamantes ejércitos combatiendo entre sí por recuperar un imperio perdido. Poco más llega a tus oídos, ¿tal vez sería un buen destino para probar fortuna como mercenario?
No conoces esta región… Aquí las hadas y los duendes reinaron hace mucho tiempo, y, dicen, todavía moran en sus verdes castillos abandonados...
No conoces esta región… Se cuenta que es el montañoso país de los enanos, en cuyo corazón subterráneo excavan moradas repletas de tesoros. ¿Y qué hay en la superficie? ¡Dragones y gigantes deseando entrar!
No conoces esta región… Pero dicen que sus bravos guerreros pintan sus cuerpos y que sus trovadores caminan entre las brumas del mito y la realidad.
No conoces esta región… Hace unos años, durante la llamada Luna Tétrica, este agreste país feudal fue arrasado por los muertos vivientes. Desde entonces, sus habitantes son «distintos»… Mejor hablemos de otra cosa.
No conoces esta región… Magos y hechiceros gobernaban sus prósperas y luminosas ciudades, pero hoy las noticias escasean debido a la atroz guerra contra Sengardia. La Reina-Hada de los vernios ha partido al exilio y se halla escondida.
No conoces esta región… Pero abundan las leyendas de un reino desaparecido de hechiceros blancos, en cuyas torres arcanas se siguen custodiando los secretos de la magia por guardianes inmortales.
No conoces estas regiones… Aunque te han llegado rumores sobre reinos costeros de espada, aventura y hechizos, donde los tiempos de paz y de guerra penden del filo de una daga
No conoces esta región… De seguro has oído hablar de sus famosos paladines y caballeros, pero también de sus sangrientos inquisidores e implacables cazadores de brujas. ¡Aquí queman a la gente! ¡Huye necio!
No conoces esta región… Y pocos la conocen, pues una raza de bárbaros ancestrales dan cazan a todo aquel que se adentre en sus tenebrosos bosques. Según se cuenta, ¡adoran a monstruos titánicos de la edad primordial!
No conoces esta región… Ni te imaginas qué clase de seres viven ahí. Invítame a otra cerveza y te lo digo.
No conoces esta región… Pero has oído decir que es una tierra de cielos negros y volcanes incandescentes, donde habitan brutales bárbaros del fuego y demoníacos hombres-cabra. Creo que morirías en seguida.
No conoces esta región… Terribles historias susurran del país de la noche perpetua, donde los brujos gobiernan y los demonios son adorados. ¿Has oído hablar del Devorador de Estrellas?
No conoces estas tierras... Una bruma tóxica avanza reptando...
No conoces esta región… Legendarias son sus junglas y civilizaciones perdidas; mas las que todavía sobreviven hoy son más sabias y longevas que todos los reinos de Herok y sobrepasan tus más exóticas fantasías.
No conoces esta región… Pero sus sedas, especias y té a veces llegan nuestros puertos. Sus reservados tripulantes ocultan muchos secretos: oí que uno de ellos venció a cincuenta hombres con sus puños.
No conoces esta región… Todos han oído hablar alguna vez del país de las arenas infinitas, pero pocos conocen sus vaporosos palacios flotantes y los sueños de los genios que dormitan bajo las dunas... Mi primo, Sarednab, es uno de esos pocos.
No conoces esta región… Ni yo tampoco. ¡Aseguran que al este la tierra sigue y sigue sin confines!
No conoces estas tierras... De hecho, desafían a los mapas conocidos.
No conoces esta región… Bajo su ardiente sol se yerguen florecientes ciudades-estado, tiránicos reyes-hechiceros e imperios más antiguos y perversos que la raza humana. Se cree que el gran mago Balrazar vino de estas tierras.
No conoces esta región… Alguien me dijo que son unas cordilleras árticas, repletas de monstruos y razas bestiales, regidas por nueve dragones negros en nueve torres oscuras. ¡Bah! ¡Paparruchas! Yo esas cosas no me las creo.
No conoces esta región… Cuentan las leyendas que era un continente de ensueño, poblado por un crisol de mil razas fabulosas; pero todas fueron esclavizadas por los dragones negros y sus malvados elfos de los Mundos Errantes.
No conoces esta región… Ciertos lobos de mar dicen que, más allá de los océanos polares, hay una gigantesca ciudad de herreros que fraguan metal rojo para mantener a raya a unos demonios del hielo. Como prueba, me mostraron un hacha rojiza...
No conoces esta región… Pero casi todos los reinos de Herok se han hecho eco de los legionarios iskeldurios, sus oráculos y sus antiguos dioses. Para ellos, morir en combate es el mayor honor. ¡Un rey-guerrero los comanda en primera fila!
«Cuando el clan doma-dragones no era más que una vieja leyenda que se contaba por todo el Norte, llegó el día del ataque definitivo a Dorkunnarg; Skofi era muy anciano, pero nunca tuvo más energía. Fue un día glorioso, pues, impresionados por los dragones del hielo que Skofi traía, casi todas las familias de enanos nórdicos acudieron a apoyarlo. A Hundhurgand ascendieron miles de enanos portando las armas de sus ancestros, acompañados de mamuts de batalla, estandartes antiguos y poderosos dragones. Delante de ellos rugían en el viento las deidades enemigas: las puntiagudas montañas se estremecían y retorcían al paso; también se oía en la lejanía las maldiciones de los gigantes gélidos, que desataban destructores truenos y avalanchas. Pero ni estas aterradoras visiones detuvieron a los enanos: el fervor hacia su dios Fundhar y los irreverentes clamores al Rungirgaank que entonaban, les valieron para alcanzar las puertas de Dorkunnarg. Allí les esperaba un ejército de gigantes preparados para la batalla. Skofi tuvo el honor de iniciarla, lanzando su martillo al rey de los gigantes y partiéndole el cráneo en el instante. Los jel-jarr no podían creer que el primero en caer fuese su rey; sin darles tiempo para asimilarlo, los dragones encabezaron la ofensiva y una descomunal contienda retumbó en las huracanadas alturas de Hundhurgand.»
—Crónicas de Nar-Durak: La Fragua Perdida del Norte, autor anónimo.
¿Cruzarás este umbral?